miércoles, 7 de noviembre de 2007

AGRUPACIÓN RENOVADORA REIVINDICA LEGITIMIDAD DE LA RENOVACIÓN PARA CONDUCIR LA LEGISLATURA

La Agrupación "Proyecto Progresista" del Frente Renovador, en un documento político, reivindicó la "legitimidad del Frente Renovador para conducir la Legislatura" durante el próximo período. Sostiene que " Carlos Rovira tiene legitimidad de origen y de ejercicio para ser Presidente de la Cámara de Representantes. La Renovación ganó su tercera elección de diputados en forma consecutiva, y ello le da idéntica legitimidad para ser conducción legislativa. La mayoría opositora se integra de modo ilegítimo, porque se constituye con diputados que fueron electos por la Renovación y que se pasaron a un partido opositor, violando la ley que ellos mismos promovieron para la pérdida de sus bancas. No se puede retroceder a la etapa de Luis Viana, cuando las minorías obstruyeron al Gobierno electo por el pueblo. En democracia, lo único inapelable es el voto del pueblo", remarca el documento. El texto completo del pronunciamiento es el siguiente:

Carlos Rovira tiene legitimidad de origen y de ejercicio para ser Presidente de la Cámara de Representantes. La Renovación ganó su tercera elección de diputados en forma consecutiva, y ello le da idéntica legitimidad para ser conducción legislativa. La mayoría opositora se integra de modo ilegítimo, porque se constituye con diputados que fueron electos por la Renovación y que se pasaron a un partido opositor, violando la ley que ellos mismos promovieron para la pérdida de sus bancas. No se puede retroceder a la etapa de Luis Viana, cuando las minorías obstruyeron al Gobierno electo por el pueblo. En democracia, lo único inapelable es el voto del pueblo.

Las elecciones del pasado 28 de octubre dieron un triunfo claro al Frente Renovador por aún mayor margen de lo conocido esa misma noche. Según las cifras del escrutinio definitivo, la diferencia a favor del triunfador fue de casi 45.000 votos, lo que representa una clarísima mayoría de misioneros que respaldaron dos cosas: por un lado el modelo de gestión de Carlos Rovira como Gobernador; y por el otro el proyecto político que propuso Maurice Closs para los próximos cuatro años de Gobierno.

El aval de los votos da a Carlos Rovira la indudable legitimidad de origen como diputado provincial, y ratifica la legitimidad de ejercicio del Frente Renovador como la fuerza política gobernante en Misiones. Esa legitimidad da a la Renovación el derecho de conducir un Poder del Estado en cuya integración tuvo mayoría en las últimas tres elecciones consecutivas.

En septiembre de 2003, el Frente Renovador -por aplicación de la tristemente célebre ley del 9x6 pergeñada por Luis Viana, pero ante todo por decisión de la mayoría de los misioneros- alcanzó la mayoría de los legisladores que se eligieron. Sin embargo, un conglomerado opositor promovido por el propio Viana, se alzó con la Presidencia de la Cámara y excluyó rotundamente a la Renovación de todos los cargos de conducción parlamentaria, aún a pesar de su mayoría electoral.

Fueron los dos años en que se obstruyó sistemáticamente, desde esa suma de minorías que actuaba de modo autoritario, el funcionamiento del Gobierno elegido por el pueblo. Llegó el recambio de 2005, y con ello, la oportunidad de que la ciudadanía decidiese cuál sería la mayoría real, legítima y efectiva en la Legislatura. Los votos decidieron, por una abrumadora diferencia, que el Frente Renovador conduzca la Cámara, y con ello se eliminaron los severos obstáculos institucionales que amenazaron la gobernabilidad en Misiones durante el período 2003-2005.

En esa oportunidad, incluso acérrimos opositores admitieron que correspondía a la Renovación conducir la Legislatura, y votaron en consecuencia. El recambio legislativo de 2007 se produce en un contexto político diferente. Es claro que la Renovación obtuvo su tercer triunfo electoral consecutivo y obtuvo la mayoría de los diputados electos. Teóricamente debería retener una mayoría de 21 diputados sobre los 40 que volverán a componer el Cuerpo. Sin embargo, desde la oposición, precedida por los habituales gritos ululantes del derrotado vicegobernador, se inició una suerte de cruzada para impedir que el diputado Rovira presida la Legislatura.

Está claro que la Renovación no posee las 21 bancas propias, porque en 2006, a pocas semanas de haber impulsado una ley que privaba de su banca a quien se apartarse de un partido y adhiriese a otro, tres diputados electos por el voto renovador adscribieron al conglomerado posteriormente liderado por el vicegobernador.

Paradójicamente, alguno de esos tres diputados encabeza esta neocruzada antirrenovadora, para impedir que la realidad que marca el voto ciudadano, se traduzca en el recinto de la Cámara de Representantes. Los que sostienen que el 38 por ciento votó a favor de la Renovación y casi el 62 por ciento votó en contra, omiten deliberadamente señalar que ese 62 por ciento no tenía un proyecto político común, no construyó una alternativa única, no representaba la misma ideología, no tiene programa conjunto y ni siquiera se puede poner de acuerdo en quién es su líder actual.

Es decir, hoy es una nueva suma de minorías (similar a la del período 2003-2005) cuya exclusiva finalidad será -previsiblemente, si es que capta la voluntad de los demás diputados opositores- obstruir la gestión de Maurice Closs al frente del Poder Ejecutivo.

En términos directos: ese 61 por ciento no representa a UN partido, sino a muchas ideologías distintas, y hasta enfrentadas en su caso. Algunos apenas obtuvieron el seis por ciento de los sufragios. Por eso no puede atribuírsele carácter mayoritario, a menos, claro, que le hayan mentido al pueblo.

Es preciso que la ciudadanía defienda su voto. No es justo, ni tampoco ético, que quienes representan a las minorías, mediante ingenierías palaciegas y confabulaciones antipopulares, tergiversen el voto del ciudadano.

El Poder Legislativo debería reflejar la realidad que el pueblo votó, y no encapsularse, en forma aislada de lo que el pueblo eligió.

La Cámara de Representantes no puede renegar de la legitimidad que le dio el voto del pueblo, volverse contra ella y engendrar un esquema de poder ilegítimo, por obra de minorías que conspiran contra el voto del pueblo, único soberano en un sistema genuinamente democrático.

El Poder democrático por excelencia, que cada dos años renueva su composición, no debe renegar de su esencia, que es representar la decisión del pueblo que votó a sus integrantes.

Si se consumase la maniobra alentada por los que abjuraron de los votos con los cuales llegaron a sus bancas, viviríamos la paradoja del Poder más democrático conducido del modo más antidemocrático.

Peor aún, no habría garantías para la gobernabilidad de los mandatarios electos, habida cuenta de la experiencia de 2003-2005.

Es por ello que se impone la necesidad de un análisis criterioso de la situación por parte de los diputados que representan a las minorías, para no sumarse a la cruzada antirrenovadora que alientan los tránsfugas de la propia Renovación, ahora convertidos en abanderados de lo que criticaron durante buena parte de los recientes años."

Suscribe el documento el secretario general de "Proyecto Progresista", Jorge Alejandro Varela


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